Artesanías de Cuenca – Herrería y Metales

Conocer de cerca el trabajo de metal en Cuenca nos permite comprender porqué esta ciudad es considerada por muchos, un inusual tesoro repleto de sorpresas. Cuesta creer que en pleno siglo XXI, en la era de la globalización y la masificación de las más avanzadas tecnologías industriales, existan aún hombres y mujeres que hacen uso de la fragua, el yunque y el martillo para elaborar artículos como lámparas, candelabros, cruces, floreros, faroles, repisas, bisagras, aldabas y picaportes. Sus diestras manos moldean la materia prima para transformarla en útiles herramientas o en bellísimas formas que adornan diferentes tipos de espacios, demostrando así que el arte de la forja y el metal en Cuenca, sigue vivo, como el fuego que nunca se apaga en los talleres y en los corazones de estos admirables artesanos.

Taller el Herrero: Humberto Guerra es uno de los últimos artesanos jóvenes que laboran en el difícil pero apasionante oficio de la herrería. Sus primeros pasos los dio en el taller de su primo cuando tenía tan solo quince años. Luego de trabajar allí como operario por doce años, finalmente decidió abrir su propio taller, en donde se dedica con pasión a la forja del hierro, buscando siempre innovación y excelencia en su trabajo. En el taller “El Herrero” de Humberto Guerra, el visitante puede observar de cerca el trabajo de este infatigable artesano.

Como primer paso, se selecciona el material a ser utilizado y se define el diseño, el cual puede responder a una creación propia del artesano, o a una adaptación de modelos provistos por los clientes u obtenidos en catálogos especializados. En segundo lugar, se calienta la fragua utilizando combustión de carbón vegetal, tratando siempre de mantener la temperatura adecuada para la manipulación de las piezas de hierro. Se utiliza un ventilador o fuelle que atiza con oxígeno el carbón y una vez se ha alcanzado el calor necesario, se introduce la pieza de hierro hasta que ésta alcance una temperatura que le permita ser modelada. Como tercer paso se golpea la pieza caliente sobre el yunque con un cuidadoso uso del martillo, pues de su manejo depende la forma que tomará el objeto deseado. También se puede modificar el metal estirándolo, ensanchándolo, engrosándolo, doblándolo y curvándolo a través de sujetarlo con tenazas especiales. Finalmente, se enfría la pieza sumergiéndola en agua.

El cuarto paso es dar el acabado deseado al objeto, para lo cual se pueden emplear distintas técnicas como el ensamble de diferentes piezas a través de una soldadura eléctrica y el esmaltado, pintado y barnizado. Humberto comenta que diversos factores han puesto en riesgo la supervivencia de este oficio en la ciudad, entre ellos, el auge de la producción industrial con la cual los objetos elaborados a mano no pueden competir. Hoy en día por ejemplo, ya casi no se hacen objetos utilitarios y el artesano que quiera sobrevivir con su negocio, debe innovar e incursionar más en los objetos de tipo decorativo, como son los faroles, los candelabros y las cruces. “El Herrero” es un negocio de tipo familiar en donde puede observarse lo más representativo del hierro forjado en Cuenca. Su sala de exhibición y ventas ofrece todo tipo de objetos decorativos, algunos tradicionales como las cruces, y otros novedosos como las bicicletas-maceteros.

Taller de repujado en metal de Carlos Bustos: Pequeños pero mágicos y pintorescos espacios se esconden a la vista de la gran mayoría de ciudadanos y turistas que caminan de prisa y sin prestar atención a los detalles. El taller de repujado en metal de Carlos Bustos Fernández, es uno de esos lugares. Descubrir este pequeño local supone siempre una agradable sorpresa. Todo aquí parece haberse detenido en el tiempo: la mesa de trabajo, las herramientas, los recortes de periódicos antiguos, las verdes paredes que contrastan con los coloridos objetos que en ellas cuelgan y hasta el rostro amable de este admirable artesano cuya habilidad y destreza manual, van de la mano con su gran creatividad. Don Carlos comenta que tanto su padre como su hermano, se dedicaban al negocio de la hojalatería.

Él sin embargo, prefirió realizar algo más artístico y fue así que se decidió por el repujado en metales. Su primer maestro fue el artista Edgar Carrasco, de quien hace más de 40 años ya, aprendió las técnicas para tratar el metal y crear con él formas bellas y novedosas. Poco a poco Carlos fue perfeccionando su arte hasta que decidió abrir su propio taller. Desde entonces, no ha dejado de producir día a día hermosos objetos como marcos de espejos, candelabros, faroles, lámparas, baúles, máscaras, figuras de gallos, etc. Don Carlos trabaja en su local haciendo uso de sencillas herramientas, como son rodillos, cepillos, clavos, martillos y destornilladores convertidos en perfiladores.

Su labor es siempre realizada con suma paciencia y prolijidad, desde que empieza dibujando el diseño hasta que lo plasma a pulso en el metal, que en la mayoría de los casos, se trata de aluminio, latón u hojalata, pues el cobre y el bronce a su decir, son demasiado caros en la actualidad. Los precios de cada objeto varían de acuerdo a su grado de complejidad en el trabajo, pudiendo encontrarse desde pequeños espejos de $10,00 USD hasta piezas grandes de $150,00 USD.

Fuente: cuencaecuador.com.ec
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