La joyería cuencana es reconocida como una de las mejores del país, por su calidad, originalidad y buen gusto. Hábiles orfebres, tanto en Cuenca como en sus alrededores, elaboran todo tipo de aretes, anillos, broches, brazaletes, colgantes y cadenas en plata, oro y otros materiales. Los diseños que se realizan mantienen, en la mayoría de los casos, una marcada influencia del arte precolombino y colonial, aunque hoy se emplean también motivos contemporáneos variados. Para las cuñas se trabaja con piedras como esmeraldas, brillantes, ópalos, aguamarinas, topacios, saudas, alexandras, granates y perlas cultivadas legítimas. Muchos de los materiales utilizados, se los importa de otros países.
Se tiene conocimiento de que, en la época prehispánica, los cañaris trabajaron con metales y piedras preciosas haciendo uso de técnicas como la fundición, el labrado y el repujado. Se realizaban láminas de relieve en joyas que eran utilizadas para ceremonias religiosas, ofrendas nupciales, distintivos de rango social y vestimentas rituales. Ya en tiempos de la Colonia, la joyería fue considerada una actividad de prestigio en Cuenca y quienes la ejercían, gozaban de mayor jerarquía que el resto de artesanos. Fue por esta razón que los talleres joyeros fueron ubicados en las calles aledañas a la Plaza Central. En los mismos, se elaboraban en oro, plata y piedras preciosas, obras destinadas principalmente a la ornamentación de obras religiosas como la Virgen y a los santos.
Taller y galería Andrea Tello: Andrea Tello representa a la tercera generación de joyeros en su familia. Al estar siempre rodeada de oro, plata y piedras preciosas, fue natural que desde muy pequeña empezara a involucrarse en el mundo de la joyería.
Su pasión por este oficio, la llevó a pasar innumerables tardes observando el trabajo de los artesanos y aprendiendo de ellos las técnicas que poco a poco fue perfeccionando hasta crear su propio estilo.
En su taller, Andrea disfruta cada proceso de la elaboración de una joya. Domina a la perfección el arte de la mezcla de metales y también el de la filigrana. Después de haber realizado investigaciones de campo por más de doce años, ha aprendido a leer los signos y los símbolos de la vestimenta andina ecuatoriana, lo que le ha llevado a desarrollar una colección que busca rescatar esta cultura. Posee también una línea contemporánea, para la cual su fuente de inspiración han sido los viajes que ha realizado alrededor del mundo.
En el local de Andrea Tello se exhiben y venden creaciones de singular belleza, entre las que se cuentan piezas en oro y plata como aretes, peinetas, collares, pulseras, anillos, gargantillas, carteras, etc. Además se encuentra aquí su taller, en el cual es posible para el visitante, observar de cerca el trabajo de esta excelente artesana.
Mama Quilla Platería: Mama Quilla, que en quichua significa “Madre Luna”, es uno de esos lugares especiales en los que el visitante puede ser fácilmente transportado a un mundo diferente, en donde la belleza y la tradición se conjugan en bellas y elegantes creaciones. Su propietario, Ernesto Peña, es un joyero con verdadera devoción a su oficio, el cual considera, es un legado de gran valor que debe ser rescatado y mostrado en su verdadera dimensión.
Al ser nieto de don Antonio Peña, fundador de la Asociación de Joyeros del Azuay, su pasión por el arte de la joyería lo acompañó desde muy temprana edad. Pese a haber obtenido un título en Psicología Clínica, Ernesto siempre supo que lo suyo era la creación en metales y piedras preciosas. Tras experimentar con numerosas técnicas y estilos, desarrolló una especial inclinación hacia la filigrana y gran parte de su trabajo hoy, constituye una excelente muestra de este fino arte.
El local de Mama Quilla presenta un área de exhibición y ventas y un taller en donde el orfebre ofrece a los visitantes la posibilidad de tener contacto directo con su fascinante trabajo. Se puede observar aquí por ejemplo, parte del proceso de elaboración de una joya en filigrana, para lo cual se requiere reducir la plata a hilos sumamente finos que deben ser entorchados y laminados para formar la parte interna o relleno de la pieza. Ernesto ha innovado sus creaciones con técnicas como el esmaltado en frío, la cual otorga una transparencia similar al vidrio que no opaca la belleza de la materia prima. También utiliza muchas veces el “envejecido” a través de un proceso químico con azufre y fuego.
Museo de la joyería Cuencana: El Museo de la Joyería Cuencana es un espacio vivo, un lugar en el que se encuentran la historia, la tradición y la creatividad. Se pretende aquí generar un acercamiento del público al oficio de la joyería y visibilizar así una actividad que es parte importante del patrimonio cultural de la ciudad. En este Museo se comprende que detrás de cada joya está el verdadero valor de la misma, el cual no es monetario, sino más bien de tipo humano, ya que sintetiza la identidad, el conocimiento, la tradición y la historia del orfebre.
El Museo consta de las siguientes secciones:
- Un espacio en el que se hace un reconocimiento a la trayectoria de destacados joyeros cuencanos como Emilio Huiracocha, Ariolfo Vázquez, Julio Segovia, José Manzano, Rubén Villavicencio, etc.
- Una muestra de herramientas y técnicas empleadas por los orfebres, como lo son los sopletes, los taladros de mano, los fuelles, las máquinas laminadoras, compases, calibradores, balanzas, etc.
- Taller en donde se puede apreciar el proceso de elaboración de las joyas: fundición de la materia prima, laminado, repujado, pulido, etc.
- Sala de exhibición y ventas de los productos terminados, en donde se aprecia una excelente muestra de la joyería moderna y también de la tradicional cuencana.